por JORGE HÉCTOR SANTOS


Resulta difícil encontrar los mejores calificativos para adjudicárselos a Vidas Robadas. Si la Argentina no sufriera los deterioros educativos que viene arrastrando y profundizando, a lo largo de muchos años, ésta producción de Telefe contenidos debería haber sido el programa más visto del año. Lamentablemente, la promiscuidad de programas bajos, muy bajos, como el de Marcelo Tinelli o novelistas de flojos libretos, como Por Amor a Vos, consiguen mejores resultados por el hartazgo de mucha gente que vive abrumada en un país que resulta una pesada mochila para casi todos sus abatidos habitantes. Estos hechos de la cruel realidad cotidiana conspiraron para que la idea de Bernarda Llorente y Claudio Villarruel no consiguiera el rating que merecía semejante esfuerzo de realización a la que la televisión de nuestro país no nos tiene acostumbrados.

Vidas Robadas es un soplo de aire esperanzador en búsqueda de una televisión que recuerda buenas realizaciones, que ahora, apela, en muchos casos, a recursos perversos para conseguir audiencia. La trama es un ejemplo claro de un libreto realizado con singular maestría, con diálogos creíbles y, con una trama que atrapó la atención de los millones de espectadores que la siguieron a lo largo de meses. Lo dramático de la historia sacada de la misma realidad, no perdió en ningún momento, el objetivo de poner en primer plano el respeto de los valores esenciales de la dignidad humana. El desarrollo de la historia no apeló a ningún golpe bajo, ni a escenas de un voltaje inadecuado para ganar rating. Desde el principio, hasta el final, siempre puso al ser humano por encima de toda la inmundicia que esconde el mundo de la explotación de mujeres.

Las actuaciones del gran elenco del excelente programa fueron todas de gran factura. La fotografía, la dirección de cámaras, la iluminación, la musicalización, la producción y, la idea sobre la se basó la novela escapan a la mediocridad general que existe en el medio. Aquellos que no hayan tenido la oportunidad de disfrutar y apasionarse con esta historia, que llega su final, se han perdido un de los mejores productos que recuerda la televisión local y el mejor, lejos, del año que finaliza.