El capítulo mas impactante
Los seguidores de "Vidas Robadas" tuvimos en la noche de ayer la oportunidad de ver uno de los capítulos-o el capítulo quizás- más tenso y atrapante de esta novela. Por su dinámica, por los cambios rotundos que se presentaban en su transcurso, por su incesante suspenso. Es más, sobre el final de la emisión del programa de Telefe el canal marcó un pico que casi llega a los 20 puntos, casi tocando al 13. A Astor, como era previsible, se le hundió finalmente su monstruoso barco, era insostenible. Demandas, amenazas por parte de quienes fueron sus socios y luego traidores, intentos de asesinato, desvinculaciones como la de su propia esposa quien le dio finalmente la espalda, eran hechos que fluían por las paredes de su ya desolada y tenebrosa estancia.
En principio, sufrío el distanciamento ¿definitivo? de Nacha, lo que desató su cólera e hizo que luciera su cruel verborragia mediante un mensaje en el contestador de su celular. No sólo él está entre la espada y la pared, sino que su cónyuge ahora es disputada por su propio esposo y, también, por Nicolás y Dante, alineados en contra de Astor y aspirantes a ocupar su privilegiado trono.
Para colmo, Ana pudo finalmente esclarecer las sospechas que recaían sobre su padre y confirmar lo que ella no quería: la comprometida culpabilidad de su padre. Se enteró de la peor forma: mediante un crudo relato de su hijo, quien rompió el secreto con Astor y le comentó que una vez, mientras estaba en la casa de su abuelo, fue a servirse un vaso de agua y, mientras estaba en eso, escuchó ruidos provenientes del sótano. Al dirigir la vista hacia ese lugar, vio lo que el llamó "el fantasma". Y "el fantasma" no era otro que quien Rosario buscaba hacía tiempo: Juliana. Instantáneamente, Ana estalló en llanto. Se confirmaba lo que no quería escuchar.
Finalmente, llegó-valga la redundancia- el fin del siniestro delincuente. No tenía otra alternativa que la de amenazar con hirientes frases a su abogado, para que no se escape de la difícil situación. En una escena sin palabras, musicalizada, pero que decía mucho, Astor se preparaba para su caída. Apacible, como quien hubiera meditado la situación durante silenciosas horas, esperaba mientras desayunaba su entierro público y judicial. Luego de unos minutos, fue hacia su oficina, y tomó un arma de guerra, una Itaca, y profirió seguro las palabras "qué vengan". Y vinieron.
Una seguidilla de patrulleros de la policía Federal, sumada a un vehículos en los que se dirigían Bautista y su confidente Fabio y otro en el que viajaba el fiscal de turno arribaron a la extensa propiedad campestre de Monserrat. Con orden judicial, ingresaron a la casa y, de frente ante el insalvable Astor, le comunicaron que sería detenido. "¿Bajo qué cargos?", preguntó como ingenuamente sorprendido. "Por el perjuicio mental de Alejandra Ferro, por el homicidio de Ricardo Barbosa, por el delito de trata de personas, por falsificación de documentos, por lavado de dinero..."Y prosiguió la innumerable lista. Entonces, Astor dijo que admitía que sería arrestado e inmediatamente fue a buscar, según dijo, un abrigo.
No hizo tal cosa, sino que se atrincheró en su habitación y, mientras los oficiales esperaban, se escuchó un estruendoso disparo. Entraron al habitáculo, y sobre el suelo se hallaba un cadáver, con su cabeza detonada. ¿Sería tal cuerpo el del mismo Astor Monserrat? Los protagonistas aseguran que sí. Los espectadores levantan dudas. La respuesta a esta valiosa y trascendental pregunta se conocerá en los próximos capítulos. Pero no hay dudas de que el de anoche quedará en el top ten de los mejores.










me alegro que haya subido el rating, lo merecen.