Una vez mas, Marcelo Tinelli en el centro de la polémica. Así como en un momento la hubo por el "Gran Cuñado", donde todos decían que se iban a enojar, que no podía eso salir al aire, y muchas cosas mas, y nada de eso pasó, ahora es el turno de "Gran Cuñado VIP", el "reality" de famosos, o mejor dicho, de imitadores de famosos.

Mirtha Legrand, salió primera al cruce diciendo que si la ridiculizan mandará carta documento, y otor famosos salieron opinando de que no les gustaba, o como dijo Viviana Canosa en su programa, quiere que la "Hagan Bien". De verdad, que no se a que se refiere cuando dice que la hagan bien. Un actor, el que la imite, lo hará de la forma que se deben hacer las imitaciones, y si bien siempre se caricaturiza, resaltando errores y defectos, sin dudas que ahí esta la "gracia", y ahí es donde radica el éxito. ¿O me van a decir que los discursos de Cristina- Bossi, son idénticos a los verdaderos? ¿Cristina dice frases de canciones como ayer, con "La farolera"? Claro que no, pero si se hace igual que la verdadera, no tendría gracia, y si encima que a pocos nos gusta escuchar los discursos de la primera mandataria, tendríamos que escucharlos por partida doble, creo que apagaríamos el televisor indudablemente.

Como se sabe, nadie mandará carta documento, nadie hará nada, porque por mas que digan, despues saben que muchos de ellos viven todo el año de Marcelo Tinelli, y que no les conviene tenerlo en contra. Seguro habrá algun que otro enojo, pero tampoco se va a suspender ningun personaje. El programa va a salir al aire, y seguramente tendrá éxito, aunque no tanto como el "Gran cuñado" en versión políticos. Recordemos, que cuando se hicieron las dos versiones en el viejo "VideoMatch", la de políticos fue exitosa, y la otra no tanto, teniendo que acelerar las cosas para que termine. Veremos que sucede con los nuevos personajes, y si realmente vale la pena sentarse a ver las carecterizaciones de nuestros "queridos" famosos, o pasará a la historia como el patético y ya olvidado "Bailando Kids", sin olvidarnos del no menos patético jurado del mismo.